sábado, 7 de octubre de 2017

Culpabilidad en el Duelo



 


 

Una de la fases del duelo es “la culpabilidad” y esa culpabilidad por la pérdida de un ser  querido nos puede ocasionar angustia, inestabilidad emocional, inseguridad, rabia, sentimiento de dependencia, tristeza y a veces depresión. Es un sentimiento que muchas veces nos sobrepasa.


Esa pérdida nos conduce, casi siempre, a un sentimiento de culpa, que dependiendo de la manera en que ellos se van, suele expresarse de diferentes formas:
 

Si la muerte es producida por algún tipo de accidente, nos solemos culpabilizar: por el hecho de haberles facilitado el vehículo con el que se han matado…. Por no haber estado más atentos…. Si no hubiera estado en ese momento ahí…. Si el que le ha provocado el incidente hubiera estado más sereno, más despierto…… etc.etc.


Si la muerte es por enfermedad, nos preguntamos…. Si hubiera hecho algo más… Si el médico hubiera sido más profesional….. Se han equivocado al medicarles….. Si le hubieran hecho eso antes….. Se podría haber hecho algo más para salvarle…etc.etc.


Si la muerte es por suicidio, nos culpamos por no habernos dado cuenta de que era lo que le estaba pasando…. No nos dimos cuenta de las indicaciones que  le llevaron a hacer lo que hizo…. Porque no lo vi antes…. etc.etc.


Muchas veces nos sentimos culpables por seguir viviendo cuando ellos se han ido, si nos reímos, porque creemos que no tenemos derecho a reír, si salimos y vamos a cualquier sitio de diversión, porque no deberíamos  hacerlo y así con una cosa tras otra nos vamos machacando y machacando, porque no aceptamos su muerte y nos culpamos a nosotros mismos y nos sentimos impotentes y sin esperanza.
 

Pero NO, en realidad no deberíamos culpabilizarnos de nada, porque normalmente las culpas suelen ser irreales deberíamos aceptar que lo que hicimos era lo que podíamos o sabíamos hacer en esos momentos y no reprocharnos nada porque eso solo conduce a un sufrimiento añadido.
 

La culpa nos paraliza y no nos permite tomar el control de la situación, deberíamos utilizarla como una oportunidad que se nos presenta para mejorar diferentes aspectos nuestros y no juzgar y aceptar lo ocurrido, perdonar y perdonarnos y no deberíamos interpretar que ellos pudieran ser los verdugos de nuestro dolor y a través de ese convencimiento podremos llegar a donde no llega  ni la lógica ni la razón.

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