miércoles, 28 de junio de 2017

La despedida de nuestro ser querido


 
La palabra despedida parece como que suena un poco mal, pero creo que si se puede hacer una “buena” despedida nos quitamos un peso enorme de encima. Porque para mí poderme despedir significa poderle decir todo lo que le amo sin dejar ni un suspiro en ningún rincón de mi ser, pero no siempre se puede “despedir” uno, en mi caso no pude hacerlo porque yo estaba en Barcelona y el en Granada y fue por accidente, fue rapidísimo y sin poderlo nunca imaginar que iba a pasar lo que pasó, nadie estaba preparado para esa partida. Pero yo tenía necesidad de hacerlo y lo hice meses después cuando estuve preparado, antes no supe ni sabía hacerlo.
Según la forma de morir nos puede ayudar o no, despedirse no es desprenderse de “algo”, es poder estar en paz y en armonía con él y con uno mismo. Cuando la muerte es de “repente” sea cual fuere el motivo, nos pilla desprevenidos , en fuera de juego. Pero cuando la muerte la ves venir (aunque nunca querrías que así fuera) entonces ahí si puedes ir preparando la despedida y creo que lo mejor sería reparar los malos entendidos, perdonar y pedir perdón, intentar llevar a cabo los últimos deseos del que se ira en breve, porque creo que es bueno para todos por muy duro que nos parezca.
Hay muchas formas de poderse despedir y además creo que muy personales, si estás junto a la persona y sabes que se está yendo, decirle todo lo que todavía no hayas hecho, si no puedes estar en el momento de su partida por diversos motivos, más tarde cuando te hayas podido preparar, puedes hacerlo hablando con el “imaginariamente” , mentalmente.
Utilizando la “silla vacía” sentándote en ella y mirando la que está vacía (ahí estaría la persona fallecida) decirle todo lo que se te ocurra y luego cambiando de silla (él te contesta de alguna manera).
Enfrente de un espejo hablarle (como si él estuviera dentro de ese espejo) y él te contesta y lo identificas en tu mente. A través de sueños también te puedes comunicar y así realizar esa despedida. Depende de muchos factores, de creencias, etc. Lo importante creo que es poder estar en paz con uno mismo, porque si no ese remordimiento nos va a acompañar el resto de nuestras vidas. En mi caso concretamente, a pesar de que fue lo más difícil en mi vida, pude realizar nuestra despedida más tarde cuando creí tener mis ideas más equilibradas y porque mis creencias siempre me han ayudado, creo que aunque estemos solos (como le pasó a mi hijo) nunca estamos solos. Y de esta manera no me ha quedado ninguna asignatura pendiente con respecto a mi hijo.

sábado, 24 de junio de 2017

Mi primera Navidad sin mi ser querido


 

 

Mi hijo partió el 20/12/2005, cinco días antes de Navidades. Se puede decir que mis primeras navidades sin él no pude reconocerlas, ya que estaba en un estado de “shock” tan grande que no era yo, el dolor fue tan de golpe e intenso que no sé cómo pude sobreponerme.

Las Navidades hasta ese año las celebrábamos como me imagino las suelen pasar la mayoría de gente, aunque no hemos sido muy religiosos, sí seguíamos las tradición, eran días de encuentro familiar, de gozo, alegría, jolgorio, villancicos, turrones, cava, y sobre todo de regalos, tanto para Papá Noel  como para Reyes.

Mi estado emocional era tal que no percibía cual era mi realidad,  la algarabía y las luces de las calles, las actividades comerciales, las canciones, todo lo que conlleva estas fiestas tradicionales navideñas, todo eso, se esfumó como por arte de magia, pasé de ser un ser feliz a no ser absolutamente nada, sin ganas de vivir,  él había desaparecido, eso no podía ser, no podía concebir que si no estaba él ¿Cómo podía seguir adelante con mi vida?. ¿Qué sentido tenía esta situación?.

Ahí me di cuenta de lo efímeros que somos, que solamente en décimas de segundo pasas de estar a no estar. El mundo se hundió, me di cuenta de lo insignificantes que somos.

Yo, el que era tan feliz el que podía con todo, en ese momento no era nada. No pude celebrar nada, ninguna comida con los familiares, ni regalos, ni nada de nada, al contrario pasé a aborrecer y odiar esos días, quería que desaparecieran del calendario, la tristeza se implantó en mí, el desespero, mi mente parecía que fuera a estallar de tantas preguntas que me absorbían, sin ninguna respuesta positiva y convincente que me respondieran lo que quería oír, que eso no iba conmigo, que no podía haberme sucedido a mí, que era un sueño, que cuando despertase de esa pesadilla, el volvería a estar conmigo.

Y cuál fue mi desespero, que ni siquiera me reconocía, esa piltrafa que estaba frente al espejo no sabía quién era. Así fueron mis primeras navidades sin él, creo que es lo que les sucede a todos o casi todos, más o menos.

 Ahora ya no es lo mismo, la transmutación de oruga a mariposa en mí ha sido realmente asombroso y quisiera dar una pequeña nota de esperanza a todos los que están pasando por su primera navidad sin su ser querido, todos pasamos por estas etapas del duelo (no todo el mundo igual pero si muy parecido) y quisiera comunicaros que si queremos podemos,  ya nunca más será igual, hay un antes y un después, pero SI podemos sobreponernos, por nosotros mismos y sobre todo por la memoria de ellos.

miércoles, 14 de junio de 2017

¿En que me ha convertido la muerte de un ser querido?


 
En mi caso, cuando murió mi hijo hubo una transformación brutal, primero pasé de ser una persona creo que “normal dentro de esa expresión que nos tilda la sociedad” a otra persona completamente desconocida para mí, siempre había pensado que era un buen padre, esposo, hijo, amigo, compañero y camarada.
Pero a partir de la muerte de mi hijo, eso me convirtió de la noche a la mañana y sin comerlo ni beberlo, en el ser más desdichado por lo ocurrido, fracasado por no haber cumplido mi expectativa en esta vida, desorientado, destrozado y un sinfín de adjetivos nada positivos por el trance que pase.
Eso a la vez me hizo verme de otra manera y escogí el que he creído mejor camino para mí. No quise verme hundido en la miseria del “pobrecito de mí”.
Y empecé a recapacitar, a pensar, a transformar, a comprender, a ver todo bajo otra perspectiva diferente, creo que fue como una transformación de oruga a mariposa como decía Elisabeth Kubler Ross.
Y todo eso a partir de la muerte de mi hijo, podría decir que él fue el que hizo en mí ese cambio, y le estoy profundamente agradecido, ya que estoy convencido que si no le hubiera pasado lo que le pasó yo seguiría siendo el mismo Jordi de siempre, él fue el que me ha abierto los ojos a este cambio, me he convertido en más amable, paciente, afable, amoroso, sabio, comprensivo, emotivo, comprensivo.
Estoy en este cambio día a día ya que cuesta mucho, sobre todo desprenderse poco a poco de todos los defectos, vicios, y demás costumbres aprendidas, heredadas o viciadas por la educación, entorno, sociedad etc.
La elaboración de mi duelo me ha cambiado profundamente y creo que para comprenderme y comprender todo mejor de cómo lo tenía integrado hasta ese momento, el entendimiento y la aceptación de lo ocurrido, me ha hecho en mi un cambio enorme, como infinidad de veces lo he dicho, es como si se me hubieran abierto unas ventanitas que tenía cerradas en la mente (pero que ya las tenía) y ahora veo, entiendo, comprendo, comparto, escucho y acepto la vida, mi vida, de una manera diferente, ha sido mi hijo que me ha hecho ver su partida de una forma menos agresiva como al principio y ahora lo he sabido integrar en mi con un Amor incondicional.

viernes, 9 de junio de 2017

¿Por que cuesta tanto pedir ayuda?


 

 

No existe una fórmula de cómo llevar el duelo cuando perdemos algún ser querido, cada duelo es personal e intransferible, cada cual lo lleva como puede o sabe y muchísimas veces cuando esto ocurre nos cuesta pedir ayuda, dependiendo de muchas cosas, por la educación, el entorno, la sociedad, la ética, la religión, etc.

Creo que hay una diferencia muy sustancial entre los sentimientos de la mujer con respecto a los sentimientos de los hombres, por regla general a los hombres se les ha educado a que son el pilar de la familia, el hombre no llora, el hombre tiene que ser el más fuerte y así una sucesión de adjetivos, que más tarde se ha demostrado que son simples palabrerías, ya que esto no es del todo cierto, aunque lo instintos masculinos y femeninos son diferentes y la misma naturaleza lo concibió de forma que se complementen, por todo esto y más cosas a los hombres le cuesta pedir ayuda, ya que entienden que ellos lo pueden llevar mejor.

También algunas mujeres se creen que también tienen que ser fuertes, para poder sobrellevar a la familia, y en realidad lo que ocurre es que tanto hombres como mujeres que no piden ayuda en un principio le ocurre que se hacen un caparazón, una coraza alrededor suyo para que lo emocional lo les haga tanto daño y eso no es bueno porque, normalmente esta situación de “que yo puedo con todo” suele acabar con alguna enfermedad tanto física como emocional.

Es bueno sacar toda la rabia, culpa, tristeza, angustia, miedos, etc. Esto ayuda a poder realizar un buen duelo y cuando se pide ayuda (sea la que sea) esta puede ir bien, por todas las herramientas que nos pueden ser de ayuda y poder subir la autoestima y poder resurgir del kaos al que nos lleva el duelo en si.

Pienso que algunas personas no piden ayuda por su ego, por sus miedos, porque se ven capaces de seguir solos, o que ¿Por qué tengo que contarles mis penas, al psicólogo, medico, psiquiatra, y otras personas? ¡¡Ellos que saben de cómo me siento y que es lo que quiero!!.

En todo el tiempo que llevo con mi duelo, he podido confirmar que el pedir ayuda es muy bueno porque facilita muchas cosas, se adquieren un sinfín de herramientas, de conocimientos, de experiencias, el ser humano es sociable por naturaleza y siempre necesitamos de los demás, pero con todo esto y mucho más he llegado a la conclusión de que lo principal es que uno mismo quiera salir delante de su duelo, y si no es así, ni con ayudas o sin ellas se puede lograr.  

lunes, 5 de junio de 2017

La Sencillez en el Duelo



 

Una de tantas cosas que nos ocurre en un proceso de duelo es el cambio de valores y la sencillez es la consciencia que nos llama a todos a replantearnos los valores, atrae el instinto, la intuición y el discernimiento para crear pensamientos con esencia y sentimientos de empatía.

Personifica una riqueza de virtudes y valores espirituales que se manifiestan en la actitudes, las palabras, las actividades y el estilo de vida que nos toca de vivir.

La sencillez es natural, es ser el niño inocente y el maestro sabio y de ella surge la generosidad, es dar de uno mismo aquello que no tiene precio: paciencia, amistad y apoyo y si la aplicáramos en nuestro duelo lo llevaríamos simplemente de otro modo.

Es todo lo contrario a complicaciones, a angustias, se origina en nuestro interior y nos puede dar claridad en la mente e intelecto, ya que surge del alma y esto puede ayudarnos a poder elaborar nuestro duelo sin tanta desesperación que en un principio nos ocurre a casi todos.

La sencillez es apreciar nuestra belleza interna y reconocernos nuestros  valores, que no son pocos, es la acción que no resulta de una idea, es creatividad y si no aplicamos la sencillez, somos como polos de atracción para el daño, el sufrimiento y la destrucción de nosotros mismos.

Surge cuando en nosotros no hay un ego abrumador, cuando nuestra mente no está atrapada en especulaciones, en conclusiones en creencias o imaginaciones.

Nos lleva al valor de ser humildes y si nos comprometemos nos puede llevar a un camino coherente con lo que deseamos lograr, la vida puede ser sencilla si permanecemos atentos y en contacto con nuestras emociones, esa claridad nos puede ayudar a tomar decisiones acertadas para poder fluir ante la adversidades y dificultades que se nos presentan en el proceso del duelo. Aprender a cultivar las cualidades de “observación, aceptación y coherencia” nos posibilita el cambio de perspectiva ante la situación del duelo.

sábado, 3 de junio de 2017

8 años sin tu presencia


 

 

Hola Sergio el día 20 de diciembre hará ocho años que te fuiste.

Han sido ocho años muy intensos emocionalmente, para mí han sido ocho años de crecimiento, de cambios en todos los sentidos y creo que para bien, gracias a ti, pensar en ti día a día me ha hecho ver la vida bajo otra perspectiva, al principio fue muy traumatizante pero a medida que iban pasando los días me iba dando cuenta de muchas cosas, se me ha ido, como yo digo “abriendo la mente” y dándome cuenta de que el hecho de estar aquí y el haberte tenido como hijo, tiene mucho sentido, propósito y motivación.

Muchas veces repaso mentalmente tu vida y ahora me doy cuenta de muchas cosas que en su momento no me apercibí por mi poca experiencia como padre, pensaba que todo era más o menos como decía todo el mundo, pero ahora se darle otro significado a todo lo concerniente respecto a ti, sobre todo a tu comportamiento, emocional y espiritual, cosa que en un principio no supe ver, ahora con todo lo que he aprendido y evolucionado me doy cuenta de muchísimas cosas que hacías, decías y nos enseñabas y no supe darle su verdadero significado.

Te educamos como mejor sabíamos y tú nos enseñaste lo que es el verdadero Amor.

Recopilando momentos de tu vida me he dado cuenta de muchísimas conductas de tu proceder en este mundo que eran mucho más avanzadas a lo que normalmente solían hacer los jóvenes de tu edad.

Son ocho años,  pero sigo sintiendo que no te he perdido, te has ido físicamente, y no puedo tocarte, abrazarte y besarte, pero mi sensación es que parte de tu esencia  sigue estando en mí y por lo tanto sigues aquí, pero no de una forma obsesiva de como que “no lo dejas ir” sé que sigues tu evolución ahí donde estás, no retengo nada ya que nada se puede retener, la energía es libre y tú ahora eres eso energía, luz.

Solo sé que siempre que he tenido algún conflicto grave y  no he podido resolver por mí mismo, he tenido como la sensación o intuición de que tú has acudido a echarme una mano y de que de alguna manera “extraña, rara, no lógica” se ha resuelto ese conflicto, así lo he interpretado y me ha ayudado a seguir mi crecimiento es estos momentos.

Te seguiré agradeciendo hasta que llegue el momento de irme, la oportunidad que me diste por escogerme como padre y así experimentar el amor que existe de padre a hijo.

Gracias Sergio, te quiero y siempre te querré.

 

 

Y CON ESTE YA SON 18 QUE TE FUISTE

Y CON ESTE YA SON 18 AÑOS QUE TE FUISTE Siempre estás en mis pensamientos, y más en esta fecha todos los 20 de diciembre, es el día que pa...