En mi caso, cuando murió
mi hijo hubo una transformación brutal, primero pasé de ser una persona creo
que “normal dentro de esa expresión que nos tilda la sociedad” a otra persona
completamente desconocida para mí, siempre había pensado que era un buen padre,
esposo, hijo, amigo, compañero y camarada.
Pero a partir de la
muerte de mi hijo, eso me convirtió de la noche a la mañana y sin comerlo ni
beberlo, en el ser más desdichado por lo ocurrido, fracasado por no haber
cumplido mi expectativa en esta vida, desorientado, destrozado y un sinfín de
adjetivos nada positivos por el trance que pase.
Eso a la vez me hizo
verme de otra manera y escogí el que he creído mejor camino para mí. No quise
verme hundido en la miseria del “pobrecito de mí”.
Y empecé a recapacitar,
a pensar, a transformar, a comprender, a ver todo bajo otra perspectiva
diferente, creo que fue como una transformación de oruga a mariposa como decía
Elisabeth Kubler Ross.
Y todo eso a partir de
la muerte de mi hijo, podría decir que él fue el que hizo en mí ese cambio, y
le estoy profundamente agradecido, ya que estoy convencido que si no le hubiera
pasado lo que le pasó yo seguiría siendo el mismo Jordi de siempre, él fue el
que me ha abierto los ojos a este cambio, me he convertido en más amable,
paciente, afable, amoroso, sabio, comprensivo, emotivo, comprensivo.
Estoy en este cambio día
a día ya que cuesta mucho, sobre todo desprenderse poco a poco de todos los
defectos, vicios, y demás costumbres aprendidas, heredadas o viciadas por la
educación, entorno, sociedad etc.
La elaboración de mi
duelo me ha cambiado profundamente y creo que para comprenderme y comprender
todo mejor de cómo lo tenía integrado hasta ese momento, el entendimiento y la
aceptación de lo ocurrido, me ha hecho en mi un cambio enorme, como infinidad
de veces lo he dicho, es como si se me hubieran abierto unas ventanitas que
tenía cerradas en la mente (pero que ya las tenía) y ahora veo, entiendo,
comprendo, comparto, escucho y acepto la vida, mi vida, de una manera
diferente, ha sido mi hijo que me ha hecho ver su partida de una forma menos
agresiva como al principio y ahora lo he sabido integrar en mi con un Amor incondicional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario